domingo, 13 de septiembre de 2009

El mundo actual

INFORME DE LA SECRETARIA GENERAL

DEL PCOE

 

 1 de Septiembre del 2009

 

 

 

I

 

Poco antes de que explosionara la crisis en EE.UU. los versados en economía de Alemania, la nación de mayor peso económico y político de Europa, pronosticaron que de cumplirse todas las previsiones, la crisis sería tan profunda y grave que después de ella el mundo ya no sería el mismo, ni EE.UU. podría hacer nunca más ostensión de poder ilimitado.

Los acontecimientos posteriores demuestran que también en EE.UU. por parte de sus pensadores y tecnócratas más significados, se había procedido en las postrimerías del mandato Bush, a un examen exhaustivo  de su propia situación en el mundo actual y a tenor de su resultado se mostraron muy preocupados por buscar una vía de solución a sus gravísimos problemas.

En EE.UU. los "cambios" nunca suceden por casualidad. La era Bush con todas sus consecuencias negativas, con contestaciones internas, con su perfil desgastado y con un irritante engreimiento que fomentaba el desden hacia este país en el universo político, pedía a gritos modificaciones radicales en las formas de hacer, que permitiera al fin una recuperación paulatina de su antiguo poderío y recobrar el crédito "moral" perdido.

El mundo que se encontró Obama en el momento de acceder a la Presidencia, era demasiado hostil a los intereses del Gran Imperio. Otros protagonistas históricos subían al escenario con la determinación de representar su nuevo papel de imperio reemplazante y otros se estaban situando estratégicamente en condiciones que desprendían incertidumbre para los intereses de EE.UU.

Previamente hay que destacar que el descenso de sus reservas energéticas alcanzaban los registros mas bajo de toda su historia, a lo que le acompañaba dándole jalones que lo precipitaba por minutos hacia la debacle, una moneda otrora incomparable, que cedía terreno ante el empuje de sus análogas imperialistas fundamentalmente ante el Euro. Adversidades todas que le conferían debilidades que nunca antes había tenido,  después de que los mejores augurios vaticinaban como así ha sucedido, la entrada en quiebra de alcance casi incontrolable de su poderoso sistema financiero.

Con todo en contra los círculos propagandísticos washingtoniano, los superexpertos en marketing, los politólogos, sociólogos y sectores del poder mediático estadounidenses sugerían, al menos, un cambio de imagen en la Casa Blanca que llevase consigo un discurso más moderado y democrático, además apoyado en medidas que persuadieran al resto de las naciones de que las nuevas maneras iban en serio, de lo contrario ese mundo hostil acabaría por opacar al imperio.

Pero ¿Cuál era ese mundo desfavorable al que el nuevo presidente debería hacer frente? La pérdida de terreno por causa de la crisis venía a saciar los apetitos de expansión de nuevas naciones como China y Rusia, que fueron cubriendo los huecos que durante la resaca iban produciendo las exportaciones norteamericanas de calado más incisivo en América Latina. Rusia y China se apresuraron a ubicarse estratégicamente en busca de rentabilidad política y naturalmente económica. Las necesidades de crecimiento y las pretensiones de expansión de China se verifican en la intención de construir la acería más grande del mundo en territorio brasileño, en su capacidad económica que le autoriza ofertar la compra de OPEL y por último en su apuesta por entrar en YPF, filial argentina de Repsol. No olvidemos que China está muy cerca de alcanzar el segundo puesto como potencia económica que por ahora se le atribuye a Japón.

Rusia por su parte estrecha relaciones con Venezuela y países del ALBA, en respuesta política a la instalación de 10 interceptores de misiles en Polonia así como de unidades de radar en la República Checa como parte de la ampliación del escudo de Misiles Antibalísticos norteamericano (ABM) cerca de Rusia.

Mientras esto ocurre, las contradicciones de una política cicatera y desproporcionada, siempre rastreando al olor de extraer beneficios maximizados, pasan gruesas facturas que resultan impagables para los imperios. Las deslocalizaciones políticas que favorecían el ejercicio de influencias en los países que pertenecieron al campo del socialismo, como las que se realizaron al amparo de la explotación más brutal del proletariado incipiente de los países subdesarrollados de África y Asia, añadidos a las inversiones codiciosas en países emergentes y finalmente la política de importación especulativa de productos de toda índole baratísimos, efectuada en detrimento de la propia industria, se llevaron a cabo por las multinacionales y por los Estados imperialistas tras la caída del campo del socialismo lo que ensoberbeció su ya crecida vanidad. En aquellos momentos de euforia y de esplendor tanto EE.UU. como Europa se conducían por la certeza de dominar la situación sin sacrificio ni riesgo alguno.

Con la irrupción de la crisis lo que parecía beneficioso comienza a generar serias dudas. Los países destinatarios de las políticas deslocalizadoras e inversionistas, debido a éstas contribuyen al Producto Bruto Mundial con más del 50% con los productos elaborados en sus territorios lo que también ha coadyuvado al desarrollo de sus fuerzas productivas, pero ahora con los recelos fundados en que por una prolongación excesiva de la crisis, los gobiernos títeres se vean desplazados en futuras elecciones por otros menos reverentes a los intereses imperialistas, poniendo en peligro la estrategia de los déspotas neocolonialistas.

Por otro lado, los costos económicos y las muertes que acarrean la permanencia militar en Irak y las guerras en otros lugares, el desprestigio que le ha reportado Guantánamo, los conflictos con IRAN y Corea del Norte, la proliferación de gobiernos antiimperialistas en Latinoamérica agrupados en entidades supranacionales de nuevo cuño que se enfrentan a los organismos económicos internacionales dominados y manejados especialmente por EE.UU. conforman en su conjunto junto con lo anterior ese mundo adverso al que antes aludíamos y al que se le agregaba el descontento interno que iba en crescendo. Al imperio no le quedaba más remedio que "modificar" sus tácticas que no su estrategia o fin, que continúa siendo el mismo, el de someter bajo su férula a la humanidad a veces en competencia y en ocasiones en unicidad  con los otros imperios, dependiendo de la ubicación de cada cual en el momento dado y de sus correlaciones de fuerzas.

El discurso de la nueva presidencia se basó en tres medidas rectificadoras ejemplares: la retirada de las tropas de Irak, el desalojo de Guantánamo y el firme propósito de que nunca más EE.UU. impondría sus dictados a ningún otro país, en neta referencia al respaldo a gobiernos dictadores y a su "afición" a promover dictaduras fascistas tal y como se desprende de la intervención de Obama en el último encuentro de la OEA.

El nuevo mandatario corrió deprisa detrás de los acontecimientos para amanerar gestos que avalasen sus buenos propósitos y procede a asegurar verbalmente la retirada gradual de sus tropas de Irak, del mismo modo que comenzaría a desalojar Guantánamo. Sus voceros introducidos en todos los países del mundo orquestaron una vasta campaña a favor de sus medidas democráticas, pues el mundo capitalista, pese a sus apariencias de suma potencialidad e indestructibilidad siente la necesidad vital de la existencia de un país líder y guía que dado su poderío esté por encima de la voraz competitividad en el mercado. La burguesía y su sistema de producción sin los imperios serían demasiados frágiles y por ahora al sustituto o a los sustitutos de EE.UU. les quedan aún trecho largo y amplio por recorrer. En plena crisis el capitalismo busca su razón de ser además de su seguridad militar frente a sus enemigos de clase. No es por pura coincidencia que el Papa en su última encíclica propugne "una autoridad política mundial que goce de un verdadero poder efectivo para garantizar el desarrollo de la justicia y los derechos humano".

Una vez iniciado, aunque tímidamente el camino que debería conducir a la puesta en práctica de las promesas realizadas por Obama no sin resistencia de militares e industriales, y como por arte de magia adviene el inesperado golpe de Estado en Honduras. Así pues, la tercera prueba que acreditaría el cambio del talante, se sucede ininterrumpidamente acompañando a las dos anteriores. El gabinete Obama "se opone" de inmediato el golpe. Sin embargo, la sombra de la sospecha es muy amplia y todo apunta a que EE.UU. conocía previamente que se iba a dar el golpe y consintió en ello, lo que quiere decir, que Obama miente y juega a las apariencias o que la Administración norteamericana camina por un lado y el consejo militar-industrial por otro, de todas formas el golpe posee connotaciones internacionales y constituye un aviso a las naciones que intentan construir una sociedad alejada de las influencias y dictados de EE.UU. y Europa.

¿Cuáles son los motivos que inducen a los usurpadores del poder a materializar el golpe? Para estos, el Presidente Zelaya actuaba bajo el influjo del paradigma "chavista". Primero  al elevar el salario mínimo de la clase obrera pese a la oposición de los empresarios. A la par, y sirviéndose del modelo venezolano, impulsó programas de educación y de salud contando con la ayuda solidaria de médicos cubanos. Por otro lado, era muy conocida su simpatía y sus deseos de integrar a su país en el ALBA. Y finalmente y como también sucediera en Venezuela, Bolivia y Ecuador concibió un proyecto de modificación de la Constitución para obtener una cobertura  legal mayor  con la que consolidar los avances graduales que había emprendido y los subsiguientes, como también abrir brecha social de contenido profundo.

Como cabía esperar la derecha más recalcitrante de Latinoamérica celebró abiertamente en Caracas el golpe de Estado, mientras que otro sector de la derecha tenida por moderada, bajo la excusa de la no injerencia como en el caso de Uribe en Bogotá, salvaguarda a los golpistas y consagra el golpe. En EE.UU. resulta contradictoria la posición de la prensa más "prestigiosa" con las primeras declaraciones de Obama. Así  The Washington Post y The Wall Street Journal rechazan el calificativo de golpe de Estado ofreciendo argumentos que se convierten en una justificación para los golpistas.

Otro margen para la sospecha es el que se deriva de la solución propuesta por la Casa Blanca, o sea la negociación entre el presidente depuesto y el intruso, que compara a ambos en los mismos términos y grados y le concede carta de legalidad al golpista. La terquedad de la evidencia nos proporciona decenas de datos fehacientes que implica a EE.UU. en el golpe, como es la cercanía de su base militar en Honduras, la resistencia de los militares estadounidenses destacados en aquel país a cumplir las primeras "órdenes" de Obama de suspender las actividades militares conjunta con los militares hondureños, etc.

El golpe de Estado en Honduras no puede examinarse superficialmente ajeno e independiente a una táctica elaborada, madurada y pulida desde el corazón de los imperios, pensada para frenar el avance de las fuerzas progresistas y populares en Latinoamérica, auspiciadas por la presencia de Cuba y Venezuela. La trama contempla la colaboración interdisciplinar de los países acólitos de EE.UU. y Europa, cuyo centro difusor propagandístico opera desde Venezuela, en donde la llamada "televisión gorila" conectada con la burguesía internacional ofrece la coartada argumental que disculpa el golpe y alimenta a los reaccionarios del continente, avivando las esperanzas de aniquilar el "populismo" que poco a poco les rodea. Sus razonamientos se destinan a culpar a Zelaya de provocar el golpe de Estado al promover un referendo y una asamblea constituyente desde fuera de la Constitución.

Más repetimos, el golpe forma parte de un programa de acciones y actitudes que tiende a debilitar, fraccionar y después atizar la pena capital a los integrantes del ALBA. En este contexto debemos anexionar diversos acontecimientos dados últimamente. Como la grave acusación de Alán Garcia a Evo Morales de injerencia en su país con la ocasión de la matanza de indígenas en la amazonía, ocultando en principio el verdadero motivo del crimen masivo y a la vez calificar de peligrosa la existencia de la Bolivia de Evo. Todos sabemos que la matanza de indígenas es como consecuencia de que el pueblo autóctono se opone a los planes del gobierno de entregar el territorio nacional donde ellos habitan a potencias extranjeras.

Desde hace 30 años los gobiernos peruanos vienen cediendo a las transnacionales de petróleo y gas el 70% del territorio amazónico que ha conllevado la miseria y la pobreza  por favorecer al capitalismo imperial, de lo que empresas de EE.UU. Francia, España y Holanda entre otros han salido beneficiadas, entre ellas la anglo-francesa Perenco, Repsol (España), la canadiense Petrolífera Petroleum Limited, Petrobras y Pluspetrol, Global Steel Holding, Emerald Energy, Maple Gas Corporation, Golden Oil Corporation, Jindad Steel y Power, Petro-Tech, y otras.

En el mismo sentido, debemos incluir la operación llevada a cabo por Europa de escindir, prácticamente, disolver la Comunidad Andina de la que ya se había separado Venezuela por desavenencia, actualmente formada por (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) a través de tratados comerciales impuestos por los imperialistas y que venían a establecer la liberalización generalizada de los servicios, las privatizaciones del agua y recursos naturales, la imposición de tribunales arbitrarios y la de los monopolios farmacéuticos, a lo que como grupo se opuso Bolivia, obteniendo los imperialistas la anuencia individual de los otros estados con determinadas prebendas.

El hecho sustancial consiste en debilitar al conjunto de los países con tendencia progresistas desde todos los flancos posibles.

En resumidas cuentas, Obama puede que represente al sector más progresista del imperialismo norteamericano y puede también, que convenga a aquél otro que persiste en una política reaccionaria y radical para ocultarse detrás de su "democrática" imagen, pero la realidad resalta sobre toda especulación y por encima de vanas esperanzas. Obama ha sido catapultado al liderato por poderosas empresas multinacionales y por bancos americanos muy influyentes con la misión de perpetuar el poder del imperio así lo demuestra el acuerdo adoptado con Colombia para la utilización por las fuerzas militares estadounidenses de siete bases militares en aquel país, que el gobierno colombiano lo justifica en "una preocupación legítima con la actividad de las (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) FARC en la frontera", y además para el control y vigilancia de las zonas que limitan con Ecuador y Venezuela.

 

 

 

 

II

 

En el continente americano de continuar la táctica de asedio se avecinan acontecimientos tormentosos. Los países que orbitan alrededor de los imperios se prestan a incordiar a las naciones que proclaman su derecho a conducirse por el camino de la independencia con el deseo de forjar su propio destino, detrás como siempre EE.UU. pero con fisuras inocultables que constituyen el centro de las miras de Rusia, China, Japón y de la propia Europa, agazapadas y dispuestas a extraer el máximo provecho de las repercusiones que pueda tener la crisis en Norteamérica y a beneficiarse de las diferencias entre dicho imperio y las naciones autónomas.

Sin embargo, la crisis ha puesto también al descubierto los puntos débiles del imperialismo europeo, su dependencia política y en gran medida económica con respecto de Norteamérica (cruce de inversiones y mercados) puede acarrearle graves problemas de difíciles soluciones, por ejemplo, el "paragua antibalístico" yanqui ubicado en su centro geográfico la emplaza a un enclave muy delicado en relación con Rusia y Corea del Norte. Tampoco le reporta muchos bienes andar a remolques de las decisiones militaristas unilaterales de EE.UU que como se demostró con la invasión en IRAK activa a la opinión pública continental enfrentándola a sus gobiernos respectivos, a la par que movilizó a millones de trabajadores.

A todo ello habrá que unirle que las instituciones supranacionales europea y su carta magna, en una palabra su comunidad económica y política, pese a las últimas incorporaciones están siendo cuestionadas por los pueblos, que plebiscito tras plebiscito manifiestan su indiferencia y desdén, cuya causa hay que buscarla  en la insatisfacción popular por sus gobiernos estatales, que siguiendo las directrices de los jerarcas continental además de minorar paulatinamente los derechos y libertades de las masas, producen corrupción a raudales síntomas de un sistema que pide a gritos su sustitución por otro más justo y acorde con la sociedad moderna. Es significativa la última encuesta llevada a cabo en Inglaterra en la que el pueblo inglés por amplia mayoría coincide en que un gran porcentaje de los políticos son corruptos.

Las circunstancias políticas y económicas de Europa ofrece el atractivo de que sus fuerzas productivas muy desarrolladas es sorprendida por la fragilidad del "Estado del bienestar social" incapaz de satisfacer las necesidades de los trabajadores que se ven afectados en gran proporción por los efectos más perniciosos de la crisis, como son el paro y la pérdida de su calidad de vida. Europa entera debate sobre la necesidad de establecer condiciones más duras para la obtención de subsidios de desempleo y propende al empeoramiento de las disposiciones legales para acceder a la jubilación.

Está claro que la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las actividades inherentes a las relaciones de producción existentes, dan por cumplidas las teorías de Marx acerca de la revolución socialista, pero el movimiento comunista europeo (salvo excepciones gloriosas) no está en condiciones de dirigir a sus trabajadores a la colisión interclasista.

 

III

 

La integración de España en la UE y en la OTAN la hace tan vulnerable  a los vaivenes económicos como a sus socios de ambos organismos, pero con una salvedad que agranda la onda expansiva de cualquier estruendo crítico, como sucede en la actualidad. La economía española se ha basado casi exclusivamente en la construcción y en el turismo, es decir, no existía ninguna relación con la realidad del pueblo, por este motivo el consumo no indicaba la capacidad económica de los consumidores, sino que residía en la especulación económica basada en inmuebles sobrevalorados y en el endeudamiento estimulado por las tarjetas de créditos y por la hipotecas "fáciles" y puentes, que apresaban al hipotecado para toda la vida, por lo que el mantenimiento de la actividad productiva sobre estas "doctrinas", vislumbraba desde hace bastante tiempo la gran hecatombe. Los gobiernos y los burgueses poco podían hacer a pesar de las voces que se alzaban contra un tal tipo de economía que tenía sus días contados, pero el sistema capitalista es irracional y su inercia incontrolable.

Lo que prueba que el capitalismo está agotado, todas las fórmulas inventadas y reinventadas por los economistas resultan ineficaces y el sistema marcha a la deriva. El tiempo de gestación de la crisis y el de la crisis misma se caracteriza por la falta de claridad en las alternativas del gobierno y de la oposición. El gobierno actúa imprevisiblemente intentando tapar los agujeros que se abren a diario, la oposición fustiga al gobierno sin presentar sus opciones, porque en realidad no las tiene, salvo dar pasos hacia atrás y con su asedio al PSOE, solo busca el desgaste de éste.

Las consecuencias de la crisis son enormes. Ya se baraja la cifra de cinco millones de parados de aquí a un año. 300.000 comercios han cerrado sus puertas en lo que va de año. Solo en Cataluña hay más de 100.000 trabajadores que han agotado las prestaciones por desempleo… Mientras tanto todas las voces claman un pacto político y social para salir del atolladero, prueba inequívoca de la manifiesta incapacidad de los dirigentes actuales, debido a que el capitalismo apenas ofrece ya resquicio por donde penetrar un rayo de luz y todos quieren comprometer a todos en estos momentos cruciales.

También las reuniones fallidas entre gobierno, patronal y sindicatos ponen de manifiesto el agotamiento de las alternativas, todas ellas (las de la patronal) son arcaicas, superexplotadoras, que no sacarían al país del lugar en que se encuentra, naturalmente, al nivel capitalista. Gobierno y sindicatos acuden a las reuniones deseosos de llegar a un acuerdo, pero ¿a qué acuerdo? ¿Cuáles son sus propuestas? Conocemos las de la patronal, que lo quiere todo a la vista de la debilidad de sus adversarios, pero estos, no nos dicen nada de lo que pretenden conseguir. Está claro, los sindicatos no están por las luchas ¿para qué si no tienen objetivos? Lo único que desean es que exista un acuerdo con el que justificar su pasividad, su traición delante de los trabajadores. Pero la patronal que pide lo absoluto pone en peligro el futuro del PSOE. Esta es la razón de no llegar a un acuerdo, que los sindicalistas hubiesen firmado de conseguir un "mínimo" que presentar como triunfo. Ahora bien, la patronal al igual que el PP juega al desgaste mientras tanto espera conseguir sus frutos, pues no podemos olvidar que oficialmente tanto por nuestros gobernantes como por la instituciones económicas supranacionales, se asegura que la economía española es una de las más perjudicada de la crisis y se vaticina además que una vez comience a recuperarse, sus efectos no repercutirán en un descenso del desempleo, por el contrario, éste se verá incrementado a pesar de la recuperación durante un  periodo prolongado. Por consiguiente, la patronal y el PP juegan con el tiempo a su favor y con los nervios del gobierno.

España se ha convertido en un eslabón muy débil de la cadena imperialista, los dirigentes esperan un milagro, es decir, que la recuperación de otros países  lleve en volandas la recuperación también de la economía de nuestro país, las condiciones para el desencadenamiento de grandes luchas están dadas.

 

 

 

 

 

IV

 

            La actual crisis debido a su profundidad y a las consecuencias que origina, ha servido para desmentir afirmaciones que se habían extendido prácticamente por todo el mundo, como que los trabajadores no se movilizarán contra el capitalismo mientras tengan coche, casa, televisión etc. y aunque la historia de la lucha de clases ha dado ejemplos brillantes y oscuros que demuestran que no es verdad; sin embargo, ha calado en los ignorantes y en los traidores de la clase obrera, quienes pretenden siempre justificar sus impúdicas acciones imputándoles a los trabajadores una supuesta y consustancial apatía, que tácitamente es la culpable de sus males.

            Cuatro millones de parados golpeados por porcentajes ya alarmantes de precariedad económica doméstica, de embargos de pisos, de retiradas de coches, de enfermedades provocadas por su situación de desempleo, son datos que deberían hacer reflexionar al más retrógrado en su visión parcial de lo que sucede a su alrededor, con la voluntad de que rectifique sus posicionamientos. Después de sufrir tantos atropellos y de soportar tantas penalidades sin haber sido los causantes de la crisis, el comportamiento de los obreros evidencia que tales circunstancias no son suficientes para que se levanten contra el capitalismo.

            Más los ignorantes y los traidores miran hacia otro lado y como siempre resuelven sus contradicciones  por el camino más fácil, el de las conjeturas infundadas. Ahora prescinden de las citadas condiciones que tenían que darse para que los trabajadores se movilicen porque no encajan en el curso de los acontecimientos y con una sentencia tan simple como irracional se zafan de su responsabilidad, pues con solo decir que los trabajadores no quieren saber nada creen explicarlo todo.

            Cabe manifestar, que ambas respuestas no brotan indeliberadas en las cabezas de nuestros descerebrados. El pensamiento humano, no se produce espontáneo y dado que el pensamiento es el reflejo de la realidad objetiva en nuestro cerebro, es lógico que la interpretación fiel o aparente del mismo de esa realidad objetiva o condiciones dadas, se deba al grado de cultura política, económica e ideológica adquirida por el receptor, o lo que es lo mismo por su práctica revolucionaria. La burguesía conoce del mecanismo y lo emplea convenientemente para sus intereses. Tanto una como otra respuesta son las derivaciones analfabetas de la famosa consigna burguesa que inculca en las masas que la naturaleza inapelable de la especie humana es  la maldad generada y suministrada por los genes, como una especie de determinismo idealista. Pero mientras la burguesía procura darle un carácter científico a sus interesadas afirmaciones, los traidores e ignorantes pertenecientes a las clases trabajadoras utilizados de medios difusores de la ideología capitalista entre sus compañeros, se lo transmiten a estos de una manera torpe sin reparar en sus contradicciones.

¿Los trabajadores no quieren saber nada? ¿Es ello cierto? En absoluto. Si interpelamos al obrero más atrasado del mundo que se jacte de ser apolítico, veremos que no es verdad lo que se dice de su "ignorancia política" y por supuesto de su alejamiento de la política. Conoce todo cuanto la burguesía quiere que sepa del pasado, del presente y del futuro de la historia humana y a la hora de expresarse lo hace con un magisterio popular casi incontestable, con una seguridad en sí mismo que termina por apabullar al militante comunista más débil, este obrero se convierte también en transmisor de las ideas burguesas. El obrero nos dirá que en Rusia hubo un sistema cruel, que Stalin mató a millones de soviéticos, que en Cuba existe un dictador, que Chaves está desequilibrado, que los palestinos son terroristas, todo esto sin leer un solo libro y sin apenas tener tiempo de ver la televisión. Es decir, su cabeza abarca conocimientos de todo el universo político e ideológico, que a su manera relata con machacona reiteración y simpleza pero con probada firmeza, para que su adversario no le responda. Pero si conoce ese mundo distorsionado que dista de él miles de kilómetros y decenas de años, en cambio desconoce cuanto sucede a su alrededor en este momento, ni siquiera sabe del vecino que vive en el piso de enfrente al que le separa un descansillo. Puede que no tenga idea de que su familia malvive, de los parados de su barrio, de que en España hay comunistas encarcelados, pero como decimos sabe y lo utiliza de "defensa", todo cuanto le interesa y favorece a la burguesía. Por tanto, lo que los trabajadores no entienden o no saben, es lo que le afecta a los intereses de su clase. Lo primero corresponde enseñárselo a la burguesía y ella sabe cómo hacerlo, lo segundo debe ser obra de los comunistas y para esta labor nos constituimos en partido.

Porque ¿Acaso la burguesía tiene un don especial para convencer al obrero? ¿Por otra parte es tan idiota el obrero que se dejar engañar por el capitalista hasta el extremo de bendecir sus guerras y de portar las armas a propósito para amparar los intereses de sus amos etc.? Es cierto, el burgués posee los poderosos medios de comunicación para modelar la mente y se gasta millones de euros en la tarea de hacernos a su imagen y semejanza, pero con saber esto y repetirlo hasta la saciedad no vale, salvo para ocultar nuestra ineficacia o vaguedad. Además, la inmensa mayoría del pueblo no lee y son contadas y muy concreta la tipología de programas que habitualmente ven por televisión y escuchan en la radio.

Ergo sorpresivamente, la burguesía está presente en todos los lugares que frecuenta el trabajador a través de los traidores u oportunistas. Podemos decir que si la burguesía tiene los medios de comunicación, el partido tiene también otros medios más cercano al pueblo debido a que somos pueblo y convivimos todos los días y todas las horas con él, medios que de utilizarse y además adecuadamente, anularían a los del Estado y a los de los patronos por muy grandes y omnipotentes que sean, pero resulta que en estos lugares frecuentados por el pueblo, en vez de estar los comunistas, están presentes los voceros del capitalismo, mientras los comunistas nos lamentamos o no entretenemos en discutir sobre lo divino y lo humano entre nosotros mismos.

Los comunistas podemos gozar de la convivencia, a veces íntima con el pueblo, porque repetimos somos pueblo. Tenemos tribunas muy cercanas a los trabajadores dentro y fuera de  los centros de trabajo, asociaciones de vecinos, comunidades de vecinos, asociaciones deportivas, culturales,  asambleas fabriles, la octavilla, el periódico, charlas coloquio. Convivimos con él también, en el supermercado, en la piscina, en el autobús, o sea en todos los lugares. El burgués actúa como tal y ¿nosotros hacemos lo propio?

Los burgueses procurarán identificar al comunista como un ser deleznable delante de los trabajadores para  neutralizar cuanto pueda hacer y decir. Se inventan patrañas, le despide de los lugares de trabajo antes de que pueda manifestarse como comunista. El burgués teme a la asamblea de trabajadores, teme al sindicato, teme a la huelga, porque le da pavor que sean los comunistas los que dirijan a los trabajadores hasta esas situaciones a modo de auténticos comunistas, o que de dichas actividades surjan los comunistas.

Qué significa ser comunista. Sencillamente, ser militante, que quiere decir que se entronca con sus compañeros, vecinos, amigos, asociados, que descubre delante de ellos al quintacolumnista burgués sea quien sea. Y aquí está la clave de todo, sin luchar contra el oportunismo (el infiltrado burgués en las filas del pueblo) a vida o muerte jamás podremos llegar al pueblo, jamás venceremos a la burguesía. Esta consigna leninista cobra mayor actualidad tras el endurecimiento de la represión que se está llevando a cabo por la parte de la patronal.

Hay que tener presente siempre que en el momento mismo que descubrimos y atacamos al oportunista, en ese instante también desenmascaramos las mentiras del burgués y del Estado. Pero ¿cómo se combate al oportunismo?

 

El oportunismo suele actuar de las siguientes formas:

 

·         Delimitando la práctica del obrero al economismo, al convenio colectivo, a los tres euros. Armándose de una teoría bastarda y burda con la que justificar su conducta traicionera.

·         Ocultándole a los trabajadores y al pueblo cuanto sucede en el movimiento obrero y en el mundo político en general que le rodea para mantenerlos en la irrealidad.

·         Realizando una labor política de zapa bis a bis con los trabajadores, asociaciones vecinos etc.  difundiéndoles las patrañas burguesas sobre Cuba, Venezuela etc.

 

¿Cuáles son las consecuencias de la conducta de los oportunistas?:

 

·         Ensimisma al obrero en el convenio colectivo, por lo que las posibilidades de luchas son mínimas. Debido a que el Índice de la carestía de vida se establece convencionalmente como referente de los convenios colectivos, las diferencias entre la oferta del patrón y la demanda de los obreros son mínimas, resulta pues pernicioso a veces, ir a la huelga por un dinero ridículo que la misma huelga absorbe.

·         Al no existir conexión entre los centros de trabajo, cuanto ocurra en uno de ellos en vez de actuar de acicate y estímulo para los demás, se convierte en todo lo contrario, en un mal precedente, porque la defensa del despido de un compañero de otra empresa si no cuenta con la solidaridad de clase es una batalla perdida casi segura, infiriendo en el movimiento obrero psicología de impotencia a la vez que cubre al patrón del aura de la indestructibilidad.

 

Ante la situación dada, el partido comunista debe responder resueltamente, primero con  orgullo. No podemos permitir que la sinrazón triunfe sobre la verdad y para que no suceda, desde ya debemos ser conscientes, de que las prédicas que se basan en que la clase obrera no quiere saber nada porque no reacciona ante las arbitrariedades, es un argumento que nos favorece, dado que en el fondo apela a la espontaneidad, a la reacción impulsiva en su afán de negar al partido marxista-leninista; sin embargo, los trabajadores con su conducta reclaman la presencia de una dirección-guía aguerrida y preparada, esa es el Partido Comunista.

Los comunistas somos la antítesis de la burguesía y del oportunismo, con la ventaja de que conocemos la relación entre la psicología y la conciencia del obrero. Como tal antítesis obraremos en la dirección antagónica. Al economismo opondremos la ideología y la política, al individualismo la unidad de los centros de trabajo, al oscurantismo el protagonismo de los trabajadores.

Comenzaremos por decir que los trabajadores de un centro de trabajo no solo deberán conocer cuánto pasa en su gremio o en el movimiento obrero de su ciudad, sino en todo el movimiento obrero, deben conocer todo cuanto sucede en la ciudad y el campo, los crímenes ecológicos, los problemas de los pequeños campesinos que atañen a los precios de nuestro consumo, es decir, todo lo que está sucediendo en nuestro país, y lo que concierne a la clase obrera de los demás países, pues el mundo capitalista es uno solo, concatenado.

Si queremos que los trabajadores se enfrenten a la política del burgués y del oportunismo, el partido comunista tiene forzosamente que destruir el mundo que estos les han creado en la cabeza. ¿Cómo? Hablándoles de política, de la fuerza invencible que tendrían si estuvieran unidos. Utilizando todos los medios de que disponemos que no son pocos. El partido comunista es ante todo político, si no habla de política y de ideología traiciona sus principios y traiciona a los trabajadores. No se puede hacer una octavilla para explicarle a los trabajadores de un centro de trabajo cómo debe ser su convenio, mejor que ellos nadie lo puede saber. No escribiremos a los estudiantes sobre el Plan Bolonia, porque nos sorprenderán con sus conocimientos al respecto. Pero le hablaremos a los trabajadores de los estudiantes, de sus problemas, le contaremos a los estudiantes cuanto sucede en el movimiento obrero. Nuestra tarea es universalizar sus conocimientos, transmitirles todo cuanto sabemos. Si la clase obrera es la clase llamada a desempeñar el papel de dirección de la revolución y para lo cual tiene que procurar movilizar a su alrededor al pueblo en general, ha de tener por tanto amplios conocimientos de los problemas generales para aportar sus soluciones, de lo contrario, cada sector popular marchará por su lado como está sucediendo actualmente.